A veces mordemos para estar solos, y lo logramos. El diente
se clava profundo y saca sangre... de su propia encía. En
tiempos así, algunos de quienes transitan cerca tambalean;
otros definitivamente caen, algunos en silencio, otros con
estruendo. Pero hay quienes ni tambalean ni caen y, sin
ruidos ni alharacas ni siquiera estruendo, se encaprichan en
poner su mano dentro de tu boca. Estos son los que, cuando
vuelve la fiesta, son siempre bienvenidos, en medio de
fanfarrias o el más humano de los silencios.
poner su mano dentro de tu boca. Estos son los que, cuando
vuelve la fiesta, son siempre bienvenidos, en medio de
fanfarrias o el más humano de los silencios.
Autor: Cristian Crucianelli
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cristian_crucianelli@yahoo.com.ar
Face: Cristian Cine Nauta