Translate

sábado, 9 de noviembre de 2013

¡Imposible!


¡Qué fácil que es abandonarte!
¡Qué fácil no mirar atrás, dejar de ser uno mismo, ajustar los huesos, y marchar! 
Yo te busqué.
Te busqué en la tierra y sólo dejé huellas. Te busqué en el aire, y me culparon por gritar tu nombre... demasiado fuerte. Me volví loco buscándote, y mi mente pidió más demencia. (Mientras tanto, las señoras, en la casa de té, limpian las comisuras de sus labios con servilletas de seda).

Si al amor le llegó su hora, que descanse agónico en el lado sucio de la piedra. Pero yo estoy vivo, y cada mañana borro las letras talladas en mi lápida.
Cuando en la oscuridad se mece el fantasma de la ausencia, cierro mis ojos y te enciendo en luces de neón. Y te busqué en el mar.
Te busqué en la luna y en el sol... demasiado cerca.
El sueño ya no viene y estoy agotado, pero el loco se rebela y no se mata. Es que, si no llora el payaso, ¿a quién le tocará hacerlo...?
Y en las mañanas, vacías mis manos de pan y manteca, revuelvo la cuchara para que no cuaje la primera capa. Me miente el agua al lavar mi cara. Me miente la almohada al devolver tus besos.
Te busqué.
Te busqué en los surcos de la vieja música; y en el frenesí de los recitales. Lastimé mis manos, hasta sangrar sus huesos, rasguñando el fondo de todos los espejos.
Pero no hay manera.
Quedé tirado al lado del camino y dejé de andar.
Que el mundo se dé vuelta, si quiere. Nadie ha de caer. Al menos, no yo. 

Yo sostendré la pared que se yergue tras mi espalda, y que, como venas, crezca la yedra bajo mi piel.
¿Lo que quedó de mi vida...? Se lo dejo a los poetas o a los blasfemos. Lo mío es mío. Con el resto, pueden hacer lo que les plazca.
Estoy muy lejos.
Es mucho lo que necesito y el show ya no me sienta.
Estás muy lejos.
Un pedazo de mi mente me dice lo que tengo que hacer, otro pedazo lo que tengo que callar. Y algunos otros me dicen 'Abandoná, abandoná'.

Me río y me río de todas las bestias; de las señoras y sus servilletas; de los surcos, de las lápidas y todos los espejos. Y de los payasos; y de todo el circo, que, a falta de público, les dan niños de comer a los leones.
¡Qué fácil es aplaudir desde afuera de la jaula, mientras dentro, sólo tu mano intenta detenerlos!

¡Qué fácil que sería abandonarte!
¡Nada más fácil!
¡Imposible!










Autor: Cristian Crucianelli

* Primer borrador (09/11/2013)
cristian_crucianelliyahoo.com.ar
Face: Cristian Cine Nauta
Todos los derechos reservados.

1 comentario:

  1. Hay que curar heridas propias y ajenas. De la madre y de la hija...

    ResponderEliminar