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domingo, 14 de julio de 2013

Nieve y barro

   
    El río corre silencioso bajo las sombras de las nubes. Una luna moribunda se adormece en el cielo agrietado del amanecer. La helada comienza a levantarse, mezclándose con la bruma quieta del río. Puede oírse a la distancia el chapoteo de remos hundiéndose en el agua. El sol emerge gélido, perezoso, con sus primeros rayos tímidos atravesando el bosque. Las campanas de la iglesia despiertan el sueño de los pobladores, con sus golpes de hierro frío.
   En una granja cercana, una comadre se afana entre las piernas abiertas de una mujer, sus manos humean ensangrentadas. El muchacho corta leña detrás del establo. Se escucha el ruido del hacha golpeando la madera, y, entre golpe y golpe, las voces de las campanas resuenan metálicas en el aire. Los gemidos dentro de la casa detienen los brazos que parten leños cubiertos de escarcha. El joven marido, hacha en mano, entra presuroso a su casa. Del norte, ennegrecido por un cielo bajo, surge el viento en forma de nevisca. El humo de las chimeneas se escapa hacia un sur, aún más lejano que el horizonte. Puede percibirse el acre olor de los maderos húmedos ardiendo en los hogares, o el del pan tostándose en los hornillos.
     En la granja, un grito animal estremece al caserío. Los vecinos se acercan. La nieve comienza a caer cubriendo poco a poco las calles y los tejados. El muchacho sale de la casa con el hacha apretada en sus manos. Clava sus pies en el lodo. Lodo y nieve. Nieve y barro. Corre, corre; cruza el puente y corre junto al río. La nieve cae y se disuelve en el agua. El corre resbalando a cada tranco en la nieve acumulada en la orilla. Un grupo de campesinos reunidos junto a una gran fogata tratan inútilmente de detenerlo. No  responde  a  sus  gritos. Corre por la orilla del río. A través de la cortina de nieve puede ver la escalera de la iglesia. Corre. Abre sus puertas y cae de rodillas gritando: "Silencien las campanas. Mi niño ha nacido bobo".
    El filo del viento lleva las palabras a toda la aldea. Se acallan las campanas. Nieve sobre la nieve, barro sobre el barro.
     La nieve cae en silencio bajando del cielo su tristeza. Dios también está hecho de barro.
    El muchacho llora en la iglesia levantando el hacha hacia Jesús crucificado. Mientras tanto, del otro lado del río, en la granja, una hembra acurruca en sus brazos al niño. Su lengua hinchada aprieta el pezón, de donde sale el cálido líquido.

     En la iglesia, el joven padre parte en pedazos los maderos de Jesús crucificado.








Autor: Cristian Crucianelli
*Todos los derechos reservados

cristian_crucianelli@yahoo.com.ar
Facebook: Cristian Cine Nauta

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