Hoy fue un día especial. Me desperté pensando en vos. Me bañé. ¿Cuándo no me despierto pensando en vos? Me lavé los dientes. No me puse perfume. Me afeité una vez, dos veces, tres veces. Sé que no te gusta mi barba; te pica, te pincha. También sé que no comprendés muchas cosas... ¿Y por qué tendrías que comprenderlas, mi bebé? ¡No, todavía no!
Me queda poco tiempo.
Yo tendría que comprender más. Pero no puedo. Yo tendría que responder a cada pregunta que me hacen tus ojos. A veces siento vergüenza; a veces la esperanza de que llegue el día...
Hoy es un día especial. Vine a casa de tu mamá, a tu casita y estuvimos juntos y jugamos juntos y para vos el tiempo era un payaso que te hacía reír y para mí un espantapájaros señalándome la puerta de salida.
Tengo poco tiempo.
Con mis brazos te hago un nido en mi pecho. Tus ojos me interrogan. Y yo me pregunto si sabrás quién soy.
Llorás. Te arrullo. Te canto una canción que a mí me cantaron hace mucho tiempo.
Pero el tiempo es poco. Tus ojos se cierran mirándome. Dos lágrimas no quieren irse, y creo saber por qué. Estás dormida. Es tiempo de irme. Entonces, sin que te des cuenta, aprieto mi mejilla en la tuya y te pincho con mi barba. Quizás, las lágrimas, que lo vieron todo, sean indiscretas. Ojalá te cuenten quién es el culpable de las cosquillitas que aún recorrerán tu cara, cuando te despiertes y yo ya no esté.
Autor: Cristian Crucianelli
cristian_crucianelli@yahoo.com.ar
Facebook: Cristian Gustavo Crucianelli
Tweet: Cristian Crucianelli @yocinenauta
*Todos los derechos reservados